Un destino sin rostro
Capitulo
1
Había hecho una tarde especialmente calurosa, de esas que te
derrotan y te quitan los ánimos de todo;
una de esas tardes en las que no puedes hacer más nada que tirarte en un
sofá, mientras escuchas el tic-tac del reloj. El pasar del tiempo. Un tiempo
que nunca más podrás regresar y que ni si quiera sabes si algún día querrás
hacerlo.
Eran las ocho de la tarde y Cora observaba desde su ventana la magnífica puesta de sol, a la vez que tomaba un relajante baño. Tenía la mirada perdida y el rostro inexpresivo; su belleza parecía provenir de la perfección inerte de la porcelana. Si algo pasaba por el interior de su cabeza, seguramente lo haría al ritmo de una de las más conocidas sinfonías de Beethoven la cual inundaba la estancia. Mientras, el cielo se teñía de hermosos colores: dorado, rosa, naranja, rojo tal vez. Nada de esto parecía despertar un ápice de interés en Cora, a esas alturas de su vida ya pocas cosas llamaban su atención. Simplemente, se limitaba a posar su cansada mirada sobre las esponjosas nubes teñidas de rosa, y a tratar de recordar el sabor de los algodones de azúcar que quizás, alguna vez, habría devorado.
Desde allí, tenía una perspectiva única de la ciudad; Su mansión, estilo colonial, se alzaba en uno de los barrios dormitorio más lujosos del país, el cual se hallaba situado sobre una meseta lo que permitía gozar de maravillosas vistas urbanas lejos del ruido y la contaminación propia de las grandes ciudades.
Cora aguardaba, sabía muy bien que los alegres colores que
surcaban el cielo tornarían en poco tiempo a tonos lilas, añiles, y la oscuridad terminaría por inundarlo todo.
Pero también esperaba que la Luna y las
estrellas aparecieran, como cada
noche, brindando su luz a los hombres,
no dejando que perdieran la esperanza, prometiéndoles que el sol regresaría a
la mañana siguiente.Eran las ocho de la tarde y Cora observaba desde su ventana la magnífica puesta de sol, a la vez que tomaba un relajante baño. Tenía la mirada perdida y el rostro inexpresivo; su belleza parecía provenir de la perfección inerte de la porcelana. Si algo pasaba por el interior de su cabeza, seguramente lo haría al ritmo de una de las más conocidas sinfonías de Beethoven la cual inundaba la estancia. Mientras, el cielo se teñía de hermosos colores: dorado, rosa, naranja, rojo tal vez. Nada de esto parecía despertar un ápice de interés en Cora, a esas alturas de su vida ya pocas cosas llamaban su atención. Simplemente, se limitaba a posar su cansada mirada sobre las esponjosas nubes teñidas de rosa, y a tratar de recordar el sabor de los algodones de azúcar que quizás, alguna vez, habría devorado.
Desde allí, tenía una perspectiva única de la ciudad; Su mansión, estilo colonial, se alzaba en uno de los barrios dormitorio más lujosos del país, el cual se hallaba situado sobre una meseta lo que permitía gozar de maravillosas vistas urbanas lejos del ruido y la contaminación propia de las grandes ciudades.
Las burbujas y las esencias, comenzaban a surtir efecto y Cora se iba sumiendo lentamente en un ligero y relajante sopor. De pronto, el chirriante sonido del teléfono la arrancó bruscamente de su mundo de sueños y pompas de jabón. La bella mujer abrió los ojos sobresaltada y torció el gesto con disgusto. Pasaban los segundos y el teléfono seguía sonando sin cesar.
-¿Es que nadie en esta casa puede contestar la llamada? ¡Serán inútiles! –Se dijo Cora, a la vez que se sumergía en el agua tibia.
El baño era un momento sagrado para Cora, un momento para ella y sus pensamientos. Un pequeño oasis en su vida, al que acudía su alma sedienta y su agotado cuerpo. Sus pensamientos e ilusiones eran tan etéreos como las pompas de jabón. En realidad ella no quería reflexionar, ni pensar, ni recordar… solo quería sentir; sentir la música, las esencias, el agua tibia, la luz; sentirse a sí misma. Estaba viva y solo en esos pequeños momentos tenía la oportunidad de recordarlo; pues al tiempo que secaba y vestía su cuerpo, ponía también una coraza a su Alma, con el fin de no sufrir jamás.
Sin embargo, aquella tarde la magia estaba siendo interrumpida. Poco después de que el teléfono dejara de sonar, una criada llamó a la puerta.
-Adelante –dijo Cora de mala gana- ¿Qué ocurre?
-Disculpe señora –respondió la criada con un hilito de voz- Es que le llaman por teléfono.
Cora le dirigió una mirada de odio que la hizo estremecerse.
-¿A caso no ves que no puedo atender esa llamada? Que me llamen más tarde.
-Es que… es que es el señor don Ángel Salazar- Susurró la empleada, nerviosa- Insiste en que le urge hablar con usted, señora. ¿Qué le digo?
Cora hizo un gesto de resignación, resopló y se sumergió de nuevo en el agua, furiosa. Permaneció hundida varios segundos y un poco más calmada extendió el brazo fuera del agua para alcanzar el aparato.
La sirvienta se retiró de inmediato, aliviada.
-¿Diga? ¿Quién habla?- dijo Cora fingiendo no conocer a su interlocutor de antemano.
-Buenas tardes Cora, soy yo. –Pronunció una voz grave al otro lado del teléfono.
-Vaya, Don Ángel… ¡Qué grata sorpresa! No esperaba su llamada- contestó ella con fingido entusiasmo- ¿En qué puedo servirle?
-Pues… bonita, lamento molestarte a estas horas, pero me urge que te aparezcas en la televisora de inmediato- dijo Don Ángel con firmeza.
-No, de ningún modo- se escuchó otra voz tras el teléfono- celebraremos la junta en el hotel Emperador, mientras disfrutamos una agradable cena.
-Ajá –respondió Cora sabedora de que la persona que se encontraba junto a su jefe era lo suficientemente importante como para imponérsele- ¿y qué junta es esa si se puede saber? No se me ha informado de nada.
-Ya te enterarás cuando vengas, Cora. No me hagas perder la
paciencia ¿Quieres? Lo que cuenta es que te quiero aquí a la voz de ya. Mis
socios están ansiosos por conocerte, si entiendes ¿verdad?
-Pero por supuesto -dijo Cora con una mueca- Nada más déjeme tiempo para arreglarme.
-Anóteme su dirección y dígale que mi chófer pasará a
recogerla en treinta minutos -volvió a intervenir la voz desconocida.-Pero por supuesto -dijo Cora con una mueca- Nada más déjeme tiempo para arreglarme.
-Cora ¿escuchaste? –Dijo Don Ángel- Por el amor de Dios, no
nos hagas esperar.
-Ajá- asintió ella con un brillo de odio en la mirada- nos
vemos al rato.
Cora colgó el teléfono y lo
arrojó al piso con todas sus fuerzas, sin importarle lo más mínimo romperlo.
Luego, se sumergió de nuevo en el agua conteniendo sus deseos de gritar. Cuando
salió del baño, su rostro volvía a ser completamente inexpresivo.
Era casi las nueve de la noche y una multitud eufórica se agolpaba por fuera del recinto, donde tendría lugar los premios música latina 2011. Comenzaban a llegar las primeras estrellas invitadas: modelos, futbolistas, actores y cantantes iban desfilando por la alfombra verde. Algunos se acercaban a la multitud para saludar y firmar autógrafos, luego posaban frente al photocall y respondían a las preguntas de la prensa; finalmente desaparecían tras aquella puerta; el umbral a ese mundo mágico con el que mucha gente sueña y pocos logran acceder.
Una nueva limusina negra se detuvo ante la alfombra; la
gente trataba de averiguar, como de costumbre, que celebridad iría esta vez en
su interior, oculta tras unos cristales tintados. Finalmente la puerta se abrió
y del auto descendió un hombre joven elegantemente ataviado. A pesar de llevar
lentes negras, fue reconocido de inmediato por su público que comenzó a corear
su nombre con creciente entusiasmo.
-¡David! ¡David! ¡¡ David!! ¡¡ Aquí!!- gritaban algunas de
sus fans tras la valla.
El joven sonrió y emprendió su paseo por la alfombra
ignorando las llamadas de sus seguidores; se detuvo frente al photocall y posó
durante unos minutos ante las cámaras. Al poco tiempo aparecieron algunos
periodistas.
-¡David Belmonte! ¡Qué gusto encontrarte por aquí! ¿Ya
tienes tus favoritos? ¿Quiénes crees que quedaran este año primeros en las
listas?- Interrogó una joven periodista.
-Gracias, para mí también es un gusto; y obvio sí tengo mis
favoritos pero me los reservo- contestó él.
-¿Algún proyecto nuevo para este año, David?- preguntó un
periodista un poco más veterano.
-Sí, claro. Este año llegamos con una telenovela padrísima. Está
muy bien construida y tiene una base histórica sólida, eso es muy importante,
ya que buscamos salir de la simpleza del melodrama tradicional. Queremos algo
que aporte contenido, cultura, distintas formas de concebir la vida… - David
sonrió con suficiencia- Pero no puedo decir mucho aún, apenas empezamos con la
preproducción, queda mucho por decidir. A ver con qué los sorprendemos…
-¿Y qué tal en el terreno personal?- interrumpió otra
periodista- ¿Es cierto lo que publicaron en la revista “El jabón rosa”? Hemos
leído que has terminado tu relación con la cantante Crystal Figueroa…
-Discúlpenme, pero debo retirarme- dijo el joven con
impaciencia.
-Pero espere un momento, ¿cómo fue que decidieron poner fin
al romance? ¿es cierto que su pareja lo engaño con otro?
David sacó su Black Berry del bolsillo y fingió marcar un
número de teléfono. Luego, se acercó el aparato al oído y reemprendió su paseo por
la alfombra prestando muy poca atención a la prensa y a los fans. Al
encontrarse frente a la puerta hizo un gesto con la mano, sin volverse, en
señal de despedida y se adentró en el recinto.
Todo era tan distinto una vez cruzada la puerta. David
sonrió aliviado, ese era su mundo. La recepción del edificio se encontraba
alumbrada por elegantes lámparas de cristal que colgaban de un techo altísimo.
Los suelos de mármol blanco perfectamente pulido reflejaban su figura. El joven
se contempló por unos segundos, se ajustó la corbata y sonrió satisfecho. Luego
se dirigió hacia las enormes e imponentes escalinatas por las que se accedía al
segundo piso donde tendría lugar el cóctel; todavía faltaban una hora para el
acto.
David hizo su aparición en el gran salón; se detuvo un momento en la entrada para contemplar la sublime reunión. Sonaban cómo no, los mayores hits de la música latina; La mayoría de las féminas lucían largos vestidos de alta costura: Chanel, Valentino, Versace… y complementaban su look con joyas igual de ostentosas. Otras de las celebrities habían optado por una imagen menos tradicional y llevaban atuendos más modernos y escotados, también de famosos diseñadores franceses e italianos. Casi todos los hombres iban de traje y chaqueta y vestían finísimas camisas de seda en tonos pasteles; las coloridas y elegantes corbatas daban el toque final a su apariencia. El glamur y el estilo inundaban la estancia. Las damas conversaban sobre diseñadores y moda, a la vez que trataban de impresionar a sus compañeras de tertulia con sus carísimos modelitos. El fútbol, la política y la economía eran temas más comunes entre los caballeros. David se embriagó del aroma a jazmín y a lavanda que desprendía el lugar, comenzó a sentir la música y se adentró en la sala. Al momento un camarero se le acercó y le ofreció un atractivo cóctel color turquesa, adornado con diversas filigranas y rodajas de fruta. David tomo la bebida y la probo; era un sabor nuevo pero estaba verdaderamente deliciosa, seguramente habría sido diseñada por un famoso barman para el evento. Cada detalle parecía cuidado al milímetro, sin lugar a duda esta vez se habían lucido, era la fiesta del año.
David hizo su aparición en el gran salón; se detuvo un momento en la entrada para contemplar la sublime reunión. Sonaban cómo no, los mayores hits de la música latina; La mayoría de las féminas lucían largos vestidos de alta costura: Chanel, Valentino, Versace… y complementaban su look con joyas igual de ostentosas. Otras de las celebrities habían optado por una imagen menos tradicional y llevaban atuendos más modernos y escotados, también de famosos diseñadores franceses e italianos. Casi todos los hombres iban de traje y chaqueta y vestían finísimas camisas de seda en tonos pasteles; las coloridas y elegantes corbatas daban el toque final a su apariencia. El glamur y el estilo inundaban la estancia. Las damas conversaban sobre diseñadores y moda, a la vez que trataban de impresionar a sus compañeras de tertulia con sus carísimos modelitos. El fútbol, la política y la economía eran temas más comunes entre los caballeros. David se embriagó del aroma a jazmín y a lavanda que desprendía el lugar, comenzó a sentir la música y se adentró en la sala. Al momento un camarero se le acercó y le ofreció un atractivo cóctel color turquesa, adornado con diversas filigranas y rodajas de fruta. David tomo la bebida y la probo; era un sabor nuevo pero estaba verdaderamente deliciosa, seguramente habría sido diseñada por un famoso barman para el evento. Cada detalle parecía cuidado al milímetro, sin lugar a duda esta vez se habían lucido, era la fiesta del año.
-¡David! Dichosos los ojos, ¿dónde te metes amigo?- Dijo
Ricardo acercándose- Te he marcado
tropecientas veces al celular, ¡ya hace como dos meses que no sé nada de ti!
-¡Buenas noches Ricky! ¿Cómo vas? Sí, perdona… he estado muy
ocupado, ya sabes- Se justificó David.
-Bueno, bueno… da igual ¡Ahora vamos a divertirnos!-
Concluyó Ricardo mientras comenzaba a menearse al ritmo de la música- ¿A qué no
sabes quien anda por aquí? Me da que no te hará mucha gracia…
- Pues con tal que no sea la actrisucha esa venida a más de
la Cora Gurmendi- David hizo una mueca de desagrado- esa mujer me cae como una
patada en el hígado.
-Pero mi wey, ¿Que te ha hecho esa pobre para que la tengas
entre ceja y ceja? Si ni siquiera la conoces, ¡nunca has trabajado con ella! A
mí me parece tan linda…–Bromeó Ricardo.
- ¿Esa? ¡Esa es una trepa! No hace más nada que acostarse
con rucos millonarios para ir ascendiendo, ¡qué poca! -David frunció el ceño y
comenzó a mirar a su alrededor buscándola- no, ella no está- le interrumpió su
amigo con sorna- Hablaba de otra mujer…
- Pues gracias a Dios porque no me apetecía nada
encontrármela - dijo David aliviado- ¿De quién se trata entonces?
-Pues de tu noviecita despechada ¿quién más?- Rió Ricardo- y
te he de decir que no vas a lograr nada con ella, trae los nervios de punta… Ya
me mando decir que te vayas por un tubo.
-¿Christal? ¿En serio? ¿Y esta de malas mi fierecilla? ¡Esto
ahora se pone bueno! Sin duda esa vieja me va a sacar canas verdes- Suspiró
David- Pero está tan rebuena la condenada… así que nada, me toca hacerme el
rogón un ratito.
-No ¿De veras vas a rogarle
ahora a Christal? ¿Después de lo que le hiciste? Eres un sin vergüenza… - Se
mofó Ricardo señalando hacia donde se encontraba la chica- Eso quiero verlo yo,
te va a mandar al infierno; pero te acompaño. Además mira su amiguita… ¡Oh my
god!
-¡Mamá, mamá! -Dijo Miranda entrando en el dormitorio y
despertando a su madre- ¡Aquí tienes ya a toda una licenciada en psicología!
¿Cómo la ves?
-¿En serio mi amor?- su madre se levantó todavía bostezando
pero muy emocionada.
-¡Sí, sí, sí! Mira que costó, ¡pero ya está! ¡Terminé!-
Gritó la chica rebosante de felicidad mientras agitaba un sobre entre las
manos- ¡Acá está! ¡Mi título!
-¡Felicidades cariño!- la abrazó su madre casi llorando- mi
niña se ha convertido en toda una mujer, ya con su carrera… ¡El tiempo pasó
volando! ¿Cómo has crecido tan rápido hijita?
-¡Mamá! ¡No! Prohibido ponerse sentimental ¿eh?- le dijo
Miranda- Además… ¡ahora toca celebrar! Le recuerdo señora que usted me prometió
una cena de madre e hija en ese restaurante que tú sabes.
-¿Una cena? ¿Ahora? ¿Tú estás loca no? Esto… -su madre miró
el reloj y seguidamente a Miranda de forma inquisitiva- espérese un momento
señorita… ¿Qué horas son estas de llegar a casa? ¡Son casi las tres de la madrugada! ¡Te debieron de
dar ese sobre desde hace al menos ocho horas! ¿Dónde demonios has estado y con
quién? Ni me habías dado la noticia hasta ahora ¿No te da vergüenza?
-Pero mamá…-Gruñó Miranda- ¡Ya tengo 24 años! He estado
celebrando con mis amigos de la facultad.
-Ajá, bueno te lo paso por hoy porque estoy muy contenta,
déjame ver- Sonrió su mamá extendiendo la mano para alcanzar el sobre- Por
cierto, ¿Cuándo es el ceremonial ese de la graduación? Habrá que llamar a tu
padre… pero sinceramente de eso encárgate tú. No quiero volver a escuchar la
voz de ese hombre; es… es un desgraciado.
-¡Mamá! Por favor.- Protestó Miranda- Es mi papá.
-Tu papá… ¡Válgame Dios! ¡Semejante figura nos resultó el
honorable señor Mauricio Ramírez! –Se burló su madre- Menos mal que se quedó
por allá por México perdido. El océano Atlántico es un milagro que nos protege
de esa gente… Aissshhh y esa fulana que se buscó… pero que bajo cayó, que bajo.
-“Alexia”… Me muero por conocer a esa mujerzuela rompe
hogares, ha de tener una cara de piruja de no poder con ella… -Dijo la muchacha
con rencor.
-¿Rompe Hogares? No
nena… Yo de cornuda… poquito mija, había decidido dejar a tu padre antes de que
se apareciera esa lagarta en su camino. Tu padre se había vuelto un completo
pelele sin voluntad y sin ningún tipo de atractivo.- la mujer torció el gesto a
medida que los recuerdos pasaban por su mente- ¡qué asco de hombre!
-¡Jo! mami no te pases… sigue siendo mi papá, el único que
tengo ¿entiendes?- Refunfuñó Miranda un poco molesta- No me gusta oírte hablar
así de él, aunque sé que no es un Santo… soy su hija y lo quiero.
-Seguro que mucho más que a mí ¿no? Hija ingrata- Su madre
comenzó a ponerse tensa- Si es que Dios los cría y el demonio los junta… dime,
dime cuando lo viste a él al lado de tu cama cuando estabas enferma. Dime
cuando te leyó un cuento por la noche o cuando te corrigió las tareas del
colegio. Lo único que sabe hacer tu padre es malcriarte consintiéndote tus
caros caprichitos y eso porque le sobra dinero, que si no… siempre ha sido un
egoísta. Ahora parece que te compra con esos estúpidos regalos y por eso tú… y
encima quieres irte para allá, pero ni creas que…
-¡Mamá! ¡Cállate por favor! – Miranda suspiró- Hoy no es día
para hablar de eso, siempre que tocamos el temita de México te crispas. Y sí,
mi última palabra es sí. Me voy para allá, estaré con él por un tiempo.
-¿Tú qué? ¿Tú última palabra? Pero ¿Tú te crees que decides
sola señorita? Todavía aquí la que manda soy yo, no lo olvides.- Dijo su madre
alterada.
-Mira mamá, no quiero pelear, pero vamos a dejar las cosas
claras. Tengo 24 años, hace mucho que soy mayor de edad. Siempre me has dicho
que tendría que hacer lo que tú decías mientras viviera bajo tu mismo techo y
no fuera independiente. Pues resulta que ahora ya acabé mi carrera y quiero
irme para México. No viviré bajo tu techo; yo decido ahora ¿entiendes? Allá mi
papá me consiguió un contacto para comenzar a trabajar ya mismo. –Explicó
Miranda en actitud decidida- ¿Por qué no quieres comprender que eso va a ser lo
mejor para mí? Ya no soy una niña.
-Ya sé que no eres una niña, pero no quiero que te vayas.-
Le contesto su madre enojada- Además ¿a quién te crees que vas a engañar? Tú no
te quieres ir por ese trabajito de medio pelo, ni siquiera por tu padre… Tú
solo estas pensando en esa ridícula obsesión por ese actorsucho. Eres una
ingenua, inmadura y caprichosa.
-¡David no es ningún actorsucho! ¿Oíste?- gritó Miranda
furiosa- y lo que siento por él no es ninguna obsesión, se llama amor.
-¿Amor? Hazme el reverendo favor- Río su madre- Amor… por
alguien que ni conoces. ¿Sabes lo que te pasa a ti? Qué eres más rara que un
perro verde mija. Cinco años en la facultad y ni un solo ligue, esperando
siempre a tu adoradísimo David. No sé si reírme o llorar; eres demasiado.
¿Sabes cuándo se te va a quitar la tontería? Cuando llegues a casa de tu “papá”
y te encuentres a esa piruja. No sabes… según lo que he oído es todo un
personajillo. Esa sí, esa sí que te va a dejar derechita como una vela. Al
final hasta tendré que agradecerle si hace que te espabiles ¡por dios!
-¿Sabes qué mamá? Vamos a dejar
el tema. ¡Hasta mañana! Y gracias por arruinarme la alegría, pues como siempre…
- Miranda dio un portazo y se encerró en su cuarto muy enfadada.
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-¡Amor mío! ¡Qué sorpresa!-
exclamó David acercándose a Christal deliberadamente - ¿no te alegra verme?
-¿Me permiten un momento?- Se
disculpó la muchacha antes de alejarse de sus tertulianos para cruzar unas
palabras con el actor.
Como la cantante trataba de
guardar las apariencias, David aprovechó la oportunidad para tomarla del brazo
como si nada y acompañarla hacia la terraza; tal y como harían una pareja de
enamorados. Christal trató de zafarse pero desistió al darse cuenta de que
evitar un escándalo era lo primordial.
- ¿Qué demonios haces tú aquí?
¡Suéltame imbécil!- bufó Crystal, furiosa, al momento de asegurarse que nadie
los observaba. – ¡Eres un sinvergüenza! ¿Sabes qué?… ¡vete al diablo!
- Desde luego qué geniecito
tiene hoy la señorita- se burló David- y yo que venía a hacerte unos cariñitos.
- ¡Eres un animal! Escúchame muy
bien, ¡No quiero volver a verte en mi vida!- gritó la cantante roja de ira.
- No hay nada que me diera más gusto que
complacerte, pero ¡uy! ¿Qué crees? Mi preciosa “face” está en todas las
revistas y vallas publicitarias del país… y hasta del extranjero, nena- rió
David con sorna.
- Eres tan, eres tan… -Las palabras se
enredaban en los labios de Christal.
- ¿Encantador? Ya lo sé mi
amorcito, todo el mundo me lo dice- dijo David, enervando aún más a la
joven- sería gracioso que tu también te
volvieras una más de mis fans.
- ¿Yo? ¿Tu fan? - rió Christal-
pobres tus fans, deberían conocerte. ¡Eres patético! Tanto tiempo invertido en
una basura como tú.
- ¡Uy cariño! Te noto tensa… no
será por…- David con su tono burlón- ¡Estás ardida! ¿En serio sigues con lo
mismo? Pero si solo fue…
- ¿Sólo fue qué? David, eres un
idiota inmaduro. – Profirió Christal furibunda-
¡Se acabó! ¡Déjame en paz! No sé si quiera como te atreviste a buscarme
después de aquello.
- A ver nena, vamos a hablar con
seriedad. –Dijo David con voz suave y solemne- Yo no tengo la culpa de que a Isabela le haya gustado
tanto lo que le di que haya vuelto a por más.
- Pero ¿tú te estás oyendo?-
Preguntó Christal horrorizada- Das asco, lástima… no eres ni un proyecto de
hombre ¡y encima egocéntrico, presumido y estúpido! No entiendo que pude ver en
ti, de veras no lo entiendo… ¿Te doy un consejo? ¡Muérete desgraciado!
- Neta, gracias por tu consejo
mi amor, me hace chillar de la emoción.- Se burló el engreído actor- Esto… por
cierto… ¿por un indio? ¿Por un indio, Christal? ¿No se te ocurrió nada mejor? - Me has hecho quedar muy mal cariñito, pero te
perdono; si es que los cuernos no te favorecen, ¡yo en cambio hasta cornudo me
veo increíble!
-Adiós señor Belmonte- dijo
Christal resignada, ipsofacto se dio
media vuelta y fue a reunirse de nuevo con sus amigas.
-Pues ni modo. Ella se lo
pierde.- Se dijo David mientras contemplaba, orgulloso, su reflejo en la
ventana- Recurramos entonces al plan B.
El joven sacó su Black Berry y
buscó un número de teléfono en su agenda.
-¡Martina! Querida ¿cómo estás?
¿Haces algo esta noche?
Habían pasado casi dos horas desde la llamada de Don Ángel
cuando al fin el coche se detuvo ante la
puerta principal del lujoso hotel; seguidamente el chófer bajó del coche y con
delicadeza abrió la puerta trasera para que Cora pudiera salir.
-Que pase una buena noche señora- Se despidió el chófer
cortésmente.
Cora titubeo un segundo al encontrarse frente a la enorme puerta
giratoria del edificio ¡cómo odiaba esos trastos!, sentía que en cualquier
momento podía quedar atrapada ahí dentro, como en una vidriera de cristal. Muy a su pesar, esa pesadilla era en realidad
parte de su vida; se sentía expuesta, encerrada en un escaparate. Admirada por
todos, sí; deseada por todos, pero encerrada; igual que un maniquí que no es
propietario de sus prendas ni tan siquiera de sí mismo, Cora sentía no tener el
dominio de su propia vida y eso le angustiaba; tenía la sensación de
encontrarse en medio de una vorágine que la sacudía y la arrastraba hacia
ningún sitio. Reprimió con dureza sus pensamientos ¿qué le pasaba? esta no era
ella. ¿Preguntas existenciales? ¿Cora Gurmendi? ¿Deprimida? ¿Angustiada?
Ridículo. Ella, la de la sonrisa perenne, la del corazón de acero acorazado
¿sentirse qué? Ella no sentía, no podía, nunca lo había hecho. Eso era para la
gente débil, la que no triunfa, aquella que pasa horas llorando detrás de un
televisor ¡la gente del montón! Ella no era del montón, su rostro no era como
uno de esos rostros que te cruzas muchas veces en la vida, sin percatarte
siquiera de haberlos visto. Su rostro era único, especial, admirado, conocido ¡Inmortal!
; No era una más, era Cora Gurmendi. Con esta reafirmación, este soplo de
seguridad, se sintió fuerte y radiante y finalmente atravesó la puerta.
-Buenas noches señores- dijo Cora con voz dulce mientras se
meneaba con gracia y simpatía, De
inmediato los cinco caballeros de la mesa se pusieron en pie para recibirla. El
largo vestido estilo griego, en tonos azules, de la última colección de Versace
y la hermosa cabellera castaña, que suelta dibujaba ondas sobre su espalda
descubierta; resaltaban aún más su belleza y la
hacían verse como toda una diosa. Los hombres quedaron tan perplejos
ante su espectacular aparición que permanecieron sin pronunciar palabra alguna.-¡Hasta que al fin llegas Cora! Siempre tú tan puntual – dijo Don Ángel con sarcasmo, rompiendo el silencio.
-¿Verdad que sí señor? La puntualidad es una cualidad muy importante- Cora sonrió con sorna y echó una hojeada a los cuatro hombres que se encontraban junto a su jefe. Presidía la reunión un anciano demacrado y demente que parecía apoyarse en su hijo, un apuesto joven de mirada desafiante y actitud feroz. Rápidamente distinguió, además, las miradas lascivas de los otros dos individuos, ambos ya hombres maduros. Cora se mordió el labio, sostuvo la mirada y finalmente sonrió; tratando como siempre de arrancar unos cuantos suspiros entre los presentes.
-Siéntese por favor señorita Gurmendi- pidió cortésmente el joven que se había percatado del jueguito seductor de la actriz con los presentes, e interiormente reprobaba la falta de seriedad y profesionalismo de sus nuevos socios- Todavía no nos han presentado.
-Disculpen, creo que ya conocen a la señorita Gurmendi - dijo Don Ángel a la par que invitaba al anciano a sentarse; una vez lo hubo hecho se sentaron todos los demás y él prosiguió-. Cora, te presento a mis socios. Primero, el señor Joaquín Mendoza, propietario de “TV latina” y su hijo, don Álvaro Mendoza, director general ejecutivo; Aquí el señor Peter Stewart, secretario general de “Worldview studio”; y por último, el señor Alfredo Bustamante, presidente de “Telespaña S.L”.
-Un honor conocerlos- Respondió Cora- Bueno ¿Y a qué debo el gusto de esta repentina invitación? Soy toda oídos.
-Los señores han insistido en conocerte- dijo Don Ángel con desgana- y quieren proponerte algo a pesar de que no me parece…
Cora escuchó con atención. Los allí presentes eran los responsables de importantes empresas televisivas extranjeras y estaban en negociaciones para invertir en un nuevo e importante proyecto con Pangea TV. Era extraño que Don Ángel no le hubiese hablado del tema antes y más aún el hecho de que, al contrario de sus socios, se mostrara reacio a concederle el protagónico. La conversación prosiguió y su temática comenzó a aburrir inmensamente a la actriz. No le apetecía para nada escucharlos hablar de cifras, rating, share, condiciones, estudios estadísticos, etc.; De eso ya se encargaba su manager. No entendía qué demonios pintaba ella en esa conversación pero como siempre fingió sentirse muy interesada e incluso participó en la tertulia. Luego, centró su atención en el joven; era atractivo, pero tan serio y metido en su papel de empresario que parecía no percatarse de su existencia. Una lástima, pensó Cora. Desvió la vista, al parecer los otros dos peces gordos si tenían sus cinco sentidos puestos en ella.- Ni modo, Cora - se dijo- camarón que se duerme se lo lleva la corriente.
Si en realidad ese proyecto iba a ser tan importante como lo pintaban, ella tenía que estar en él y como por lo visto a Don Ángel no le entusiasmaba la idea, no tenía más remedio que convencer a los inversores de que en verdad ella era la mejor opción.
CONTINUARÁ
Espero que les gustee :)
ResponderEliminarLaura es bueniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo sigue poniendo capitulos!!!!!!!!1 adoro la historia esta buenisima
ResponderEliminarMartatuxii
:)
ResponderEliminarPreciosa la novela...espero que escribas rápido, y no me dejes con la intriga. Hay Laura, tú y tus dones. No se que maravilla van a sacar, pero espero que Miranda y David acaben juntos que Cora es maliciosa. Muchísimas gracias,
ResponderEliminarXivi
Ayyy Shivi, Shiviii!! tu si que eres maliciosaa pobree Coraaa jajaja que te ha hecho?? si POR EL MOMENTO es más buena que el pan jaja David, David OMG ya por este se pelea todo el mundoo, claro quien le manda a estar repartiendo jabón rosaa a diestra y siniestraaa jaja que bueno que te gustó
ResponderEliminarCora en el primer capítulo parece mala pero en el segundo...5mentarios. Es la mejor novela que me he leido, encantada de ser tu primera seguidora. TKM. No te olvides de mi, cuando la publiques.
ResponderEliminarXivi
"El jabón rosa" jajaja muy buenoo :D
ResponderEliminar